Fundación Casa de Moneda (2)

El terremoto de 1730 dejó en precarias condiciones a Santiago. Sus habitantes no tenían los medios para poder adquirir lo mínimo necesario para la reconstrucción y su subsistencia. Ya entonces se vuelve a insistir en la necesidad de fundar la Casa de Moneda. El monarca de entonces, Felipe V, se muestra favorable a esta idea. Una carta suya muestra hasta qué punto era necesaria para Chile esta institución: 
 «El Rey.—Gobernador y capitán general del reino de Chile y Presidente de mi Real Audiencia de él.—Por parte del Cabildo, Justicia y Regimiento de la ciudad de Santiago se me ha suplicado que, para remedio de la ruina de edificios que padeció con el terremoto del año pasado de mil setecientos y treinta, y que consiga su opulencia y reedificación, le conceda el cuño de doblones, con lo que se conseguirá que se beneficien las minas con mayor empeño por aquellos naturales, y que éstos logren el premio de su fatiga teniendo Casa de Moneda donde llevar el oro, sin quedar sujetos y precisados á enviarlo á Lima y cambiarlo á ropa y generos que necesitan, recibiéndolos á crecidos precios, de que resulta rendirles su trabajo escasa utilidad p a r a l a manutención de sus familias; y habiéndose visto esta instancia en mi Consejo de las Indias, con lo que dijo su fiscal, y reconocíendose que estos hechos no traen justificación alguna, y que siendo la materia que en ellos se trata de tanta gravedad , no se puede resolver sin pleno conocimiento y comprobación de lo que se supone, he resuelto me informéis, como os lo mando, de lo que sobre asunto tan importante tuviereis por más conveniente, para que con pleno conocimiento pueda tomar la providencia correspondiente á esta instancia, y lo ejecutaréis en la primera ocasión que se ofrezca, en inteligencia de que por despacho de la fecha de éste se manda lo mismo al Virrey del Perú y Audiencia de ese reino. De Sevilla, á diez y nueve de diciembre de mil setecientos y treinta y dos.—Yo EL R E Y . — Por mandado del Rey, nuestro señor. —Don Miguel de Villanueva> Como hemos visto en otra entrada, esta primera intención del Rey no dio fruto por los informes contrarios enviados principalmente por el Virrey del Perú, que decían relación especialmente con el alto costo de la fundación de una Casa de Moneda en Santiago, y por el riesgo que implicaba el quedarse sin el mineral suficiente para su mantenimiento ordinario. Es precisamente el asunto de los gastos de la construcción y mantención de la casa de moneda el argumento de García Huidobro para que el Rey se la conceda. Un informe de Tomás Azúa transcrito por Toribio Medina expresa este asunto cuando este hombre hacía lobby en Madrid a nombre de García Huidobro: «deseosa la ciudad de Santiago de que siempre fuese su aumento sin menoscabo de él la real hacienda, García de Huidobro ofrecía desde luego costear la casa, cuños y salarios de operarios, con obligación perpetua de refacciones, dignándose Su Majestad concederle el empleo de tesorero para él y sus herederos, con los emolumentos que rindiesen las fundiciones; con cuya gracia, concluía, se facilita la mayor que pretende el reino y se excusa el riesgo de real hacienda que pretexta el Virrey para su informe,» -(Moneda Chilena 64) La misma idea la expresa en un informe el mismo Francisco García Huidobro: «Enterado el dicho señor apoderado, decía, del contenido del informe del señor Virrey, y deseando que el reparo de las calamidades de esta ciudad fuese siempre sin menoscabo de la real hacienda, confirió conmigo la materia, y, enterado de la propuesta, habiéndome hecho cargo de la porción de oro que se sacaba de estos minerales, y formado juicio prudente de los costos que podría tener la fábrica de casa y de todos los instrumentos para ella, con los demás costos de su establecimiento y salario de ministros y operarios, me resolví á sacrificar un crecido caudal que indispensablemente se necesitaba para tan grande obra, y ofrecí á Su Majestad erigirla á mi costa con todas las oficinas correspondientes y  traer de los reinos de España todos los instrumentos necesarios para labrar la moneda con volante y cordoncillo, como se ejecutaba en la Real Casa de Madrid, Sevilla, México, y juntamente , oficiales prácticos.» (idem)

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