Fundación de la Casa de Moneda (3)

La fundación de la Casa de Moneda resultaba un buen negocio para la corona porque Francisco García Huidobro cubría todos los gastos y el trabajo. La Corona se reservaba el derecho de tomar la casa de moneda cuando lo considerase oportuno. Toribio  Medina (Monedas de Chile 65) transcribe un documento de Francisco donde comparte parte de sus esfuerzos una vez que por real cédula del primero de octubre de 1743 se le encomienda esta misión: «Luego, al punto, puse en ejecución la fábrica de todos los instrumentos necesarios, según la instrucción que me dieron los ministros de la Casa de Moneda de Madrid, de orden del Rey, y se ejecutaron las matrices para todas las clases de moneda por aquel tallador mayor, y todo se condujo á Cádiz, desde donde remití al Real y Supremo Consejo testimonio autorizado d e todos los instrumentos que tenía prontos para embarcar, para que se declarase haber cumplido con mi contrata, y se ejecutó así, cancelándose la escriptura de obligación, que estaba en la Secretaría de Cámara del Consejo.

«En la misma conformidad conduje desde Madrid á don Manuel de Ortega, tallador y práctico en todas las oficinas de la Casa, con toda su familia, á quien ofrecí mil pesos fuertes de salario en cada un año y conducirlo á mi costa, y lo mismo al ensayador don Joseph Saravia, quien falleció en esta ciudad antes que se diese principio á las labores.

«Todos los instrumentos mencionados conduje por la vía de Buenos Aires en el navío Santiago el Perfecto, y los dichos oficiales se me quedaron en Cádiz por el terrible temporal que sobrevino el día de mi salida, que no dio lugar á que se embarcasen, ni menos pudo el navío esperarlos, temeroso de estrellarse en la costa, por lo que fué preciso hacernos mar afuera y seguir el viaje.

«Luego se embarcaron en otro navío y fueron prisioneros de los ingleses y conducidos á Lisboa, donde por medio de mis apoderados los mantuve, suministrándoles todo lo necesario para su manutención y lo demás p a r a conducirse por el Brasil, cuyos crecidos gastos, con el costo de instrumentos para todas las oficinas y la fábrica material de ella hasta ponerla en términos de obrar, importan más de cuarenta y cuatro mil pesos. 

«Y en estos términos puse luego en práctica el nombramiento de ministros y oficiales para ella, en virtud de la real facultad que consta del capítulo tercero de la contrata, procurando mi celo y aplicación al real servicio recayesen en sujetos beneméritos y celosos de su obligación, sin mezcla de otros intereses, á quienes despaché sus títulos, que todo consta en el Libro de Provisiones de esta Real Casa.»

Comentarios