Oficios relacionados con el Santo Oficio

García Alonso de Huidobro y Fernández Quintano, padre de Catalina Alonso de Huidobro e Ivan (Juan) Alonso de Huidobro, era contador de la Santa  Inquisición de Sevilla del cual heredaría un vínculo el propio Ivan (Juan) Alonso de Huidobro. Otros familiares que estuvieron relacionados con la inquisición fueron un tío de su madre Ana de Pereda (hermano de su Padre, Miguel) que se llamaba Alonso de Pereda, del que también se menciona su oficio: secretario de la Santa Inquisición  del partido de Burgos y de la audiencia arzobispal. También tenemos a Diego de Pereda, familiar del Santo oficio del número de Burgos.

¿En qué consistía este trabajo? Para 1665, momento en que ya se ha producido la independencia del Santo Oficio toledano, la Inquisición madrileña se compondría de: 
– Un inquisidor.
– Un fiscal. – Un secretario de despachos y de secuestros. 
– Un contador. 
– Un notario de Corte. 
– Un notario de secuestros. 
– Un ayudante de la notaría de secuestros. 
– Un nuncio. 
– Un alguacil.
– Un alcaide de las cárceles.
– Un portero. 
– Dos alguaciles de Corte y del Consejo

 Un familiar del Santo Oficio, como es el caso de Diego Pereda,  era una persona hidalga de buenas costumbres probadas y reconocidas en su entorno, que servía como informador o consultor del Santo Oficio para cualquier tema que pareciera oportuno. Es decir, era el último eslabón entre el Santo Oficio y la gente. Los oficiales y ministros inquisitoriales debían reunir en su persona una serie de requisitos sin los cuales, no podían obtener su puesto. El principal era, sin duda, el de la limpieza de sangre, por la cual no solo había que demostrar que se era cristiano y católico practicante, sino también que no se tenían ancestros condenados o penitenciados por el Santo Oficio. A ello se sumaba que debían ser individuos de buena fama y costumbres, además de con ciertas afinidades políticas. Y esto no solo incumbía a su persona, sino que también se hacía extensible a su esposa, a la que también se sometía a una concienzuda investigación genealógica para averiguar su limpieza. Si el oficial en cuestión no estuviese casado previamente y desease, ya dentro de la Inquisición, contraer matrimonio, la mujer elegida debía aprobar las pruebas pertinentes de limpieza y, después de eso, contar con el visto bueno de la Suprema. De no ser así, el enlace no podría llegar a celebrarse. Si el oficial se obstinaba y contraía matrimonio sin autorización, podía incurrir en graves penas, entre las que se encontraba la pérdida del oficio.No sé a quién corresponde en la lista de los oficios del Santo Oficio de Madrid. ¿Sería el alguacil? Es probable. No era necesario ser presbítero, aunque con el tiempo se fue valorando más el serlo. Por otro lado, es necesario exponer cómo el estatus social de los secretarios inquisitoriales no dejó de ser cada vez más alto, siendo frecuente su pertenencia a alguna de las principales órdenes militares. Cuando alguien obtenía un título inquisitorial, aunque fuese de ministro, debía realizar un juramento de que guardaría la normativa, desarrollaría bien sus funciones y mantendría el secreto inherente a su condición como servidor de la institución. También es necesario mencionar cómo el Tribunal de Corte, al igual que otros distritos, fue proclive al “préstamo” de secretarios. La Suprema, en momentos de especial volumen de trabajo o en coyunturas específicas, destinó a secretarios del secreto de un determinado tribunal a otro en el que su presencia era más necesaria. Estos oficiales, manteniendo su título y sus prebendas, “asistían” en un distrito concreto, pero continuaban siendo miembros de su tribunal de procedencia y era allí donde percibían sus emolumentos, tanto salarios, como ayudas de costa. Y es gracias precisamente a la documentación relativa a estos como, no pocas veces, se descubre la verdadera naturaleza de estos servidores del Santo Oficio. Dentro de la institución inquisitorial también fue frecuente que, si un distrito se encontraba en apuros económicos, el salario de alguno de sus oficiales, en concreto de alguno de sus secretarios, fuese asumido por otro tribunal, total o parcialmente. Una realidad que se producía además siempre que, como ya se ha mencionado, se producía el traslado temporal de un oficial a otro distrito. Para más detalles, Barbara Santiago Medina, "LOS SEÑORES DEL SECRETO: HISTORIA Y DOCUMENTACIÓN DE LOS SECRETARIOS DEL SANTO OFICIO MADRILEÑO" Universidad Complutense. 

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