Sobre el Primer Poblamiento del Valle (Juanra citando a Luis Varona)



En lo relativo a los primeros pobladores conocidos cita, en primer lugar, al bueno de Garibay del que tanto nos ha enseñado ese sabio que los vientos favorables nos trajeron, hace años, a Valdivielso para residir una parte importante del año en Puente Arenas y que se llama Don Jesús Moya (entre otros, en su estudio sobre los obispos Temiño); También al autor portugués Faría de Lebado y; a Antonio Zapata y Aragón;
En lo relativo a la ciudad de Iberia, cita al licenciado Poza que en su libro “Las antiguas poblaciones de las Españas”, apunta que ciudades con el nombre Iberia hubo dos: una no lejos de Tortosa y otra, la primera, sobre el Río Tinto que llamarón Iber/luego traducido como Ebro, no lejos de su nacimiento –que por ello se llamó Fontibre, situado sobre la Torre y Casa solar de los Mantillas-. Y que cuando Julio Cesar ordenó su conquista, la ganó con mucho daño y pérdida de los suyos. Por lo cual los invasores romanos le denominaron como Valle Avieso, de cuya derivación o corrupción deviene el nombre de Valle de Valdivielso. Aunque alternativamente a lo anterior, nuestro autor de referencia apunta que el origen de esa denominación de Valle de Valdivielso puede derivar de que dicho Valle estaba dividido desde antiguo en dos: Valle Arriba y Valle Abajo. De este modo y como también recogí en mi pregón de las fiestas del Valle de 2014, Valle de Valdivielso derivaría de Valle Divisus, es decir dividido en dos por el río Ebro. Actuando el río Ebro como la línea divisoria entre esas dos partes del Valle. Lo que confirmaría la tesis de la profesora María del Carmen Sonsoles Arribas Magro (aquí M Carmen Arribas Magro) que, frente a la línea divisoria que siempre hemos conocido en esta tierra (una línea imaginaria que bajando desde el cordal de la Tesla y pasando por los pagos denominados Cubilla y Santa Coloma entre Quecedo y Puente Arenas y tras atravesar los de Concha y la Carrera por el sitio de El Molino cruza el rio Ebro a un punto intermedio ente Toba y la Tabernilla de Población llegando hasta el cordal de la Sierra de Tudanca en ese punto). Pero por mucha fe que la tengo a la profesora citada, casi tanto como a Luís Varona, esta división me resulte difícil de aceptar desde lo que me enseñaron desde mi niñez (siempre que mis mayores, incluso mis maestros, me hablaban de la Merindad de Valdivielso dividida en tres partidos: el de los Altos de Valdivielso o del Butrón, el de Valle Arriba y el de Valle Abajo, la división entre estos dos últimos no es el río Ebro, sino transversal al mismo y por la línea imaginaria antes apuntada). De ser cierta la tesis anterior los pueblos de Valle Arriba serían, de Regañón a Solano: Puente Arenas, Quecedo, Arroyo, Valhermosa, Hoz, Tartalés de los Montes y Panizares; y los de Valle Abajo, también de Regañón a Solano: Valdenoceda, Quintana, el Almiñé, Santa Olalla, Toba y Condado. Es verdad, me he olvidado de Población, lo que no me perdonaran mis convecinos actuales, pero lo he hecho adrede, pues es evidente que este pueblo tendría, en ese caso, barrios en los dos partidos: la parte principal del pueblo pertenecería a Valle Arriba y el Barrio de la Tabernilla o de la Venta de la Tabernilla y el Molino, pertenecería a Valle Arriba. Aquí, mientras no se me demustre documentadametne lo anterior, me quedo con lo que me dice la memoria popular que me trasmitieron de niño mis mayores.



. Como anticipé en lo relativo a la explotación de las minas de hierro y el haber hecho en Valdivielso una factoría de forjado y fabricación de sus armas, cita a Auberto “el Hispalense”, monje de San Benito, que en su “Cronicón”, redactado en magnifica letra gótica, es el que más se ocupa de esta cuestión. Aunque imagino que en esto no habrá discrepancia, pues todos estamos de acuerdo en su realidad histórica, incluso actual –excepto cuando la sequía es contumaz-, le resulta necesario apoyar su referencia a las numerosas y ricas fuentes de Valdivielso, en la obra de un especialista como Florián de Ocampo (Libro I, capítulo 5). Del que toma todas las referencias que hace a los muchos manantiales de frías y delgadas aguas que bajan de las más altas peñas de sus montañas. Con la singularidad de que incluye, dentro de las mismas, una que, por poco, queda extramuros del Valle de Valdivielso y que le causó gran admiración a Florian. Es evidente que se refiere a la que todos conocemos como “Fuente del Oro María”, por poco ya dentro del término municipal de Cereceda (pedanía de Oña, incluida por ello en la comarca de la Bureba, aunque tengo fundadas dudas si originalmente no estuvo incluida dentro de la Merindad de Cuesta Urría, incluso en la de Valdivielso –aunque no he encontrado un solo documento que avale esto último-). Finalmente y por no hacer este primer comunicado interminable, en lo relativo a la invasión árabe y la presencia en Valdivielso en aquella época de Desiderio y sus hermanos, todos ellos sobrinos del rey godo Wamba, cita a Fray Luís Ariz en su libro titulado “Las grandezas de Avila”.

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