Capítulo Cuarto: Muerte de Alonso Fernández del Barrio.

Cuando el sacerdote termínó con la ceremonia todos se acercaron al altar mayor donde muy cerca estaban enterrados los miembros de la familia Fernández. Allí, en el fondo se amontonaban los restos de cajones y de huesos de muchas generaciones. Era como si el hades estuviese a simple vista, con todos los restos de aquellos que habían esperando la ansiada resurrección en la que habían creído. Y no eran personas comunes, la mayoría eran labradores guerreros que habían partido a la guerra por fidelidad a sus Condes, Reyes, y en busca de un botín que cambiase sus suertes. Muchos de los hermanos Fernández Rodriguez, al asomarse a la fosa, presentían que allí, en lo más hondo de los recuerdos yacían los restos de Disiderio, ese valiente guerrero, señor de Valdivielso, y sobrino del Rey visigodo Wamba. Disiderio había defendido Valdivielso de la arremetida imparable de los musulmanes en el VIII, cayendo valientemente en la batalla. Sus hijos, contaba la leyenda, habían tomado el cuerpo de padre y le habían enterrado allí, prometiendo levantar en el futuro una heremita en honor a Sta Eulalia. Y así fue, unos años más tarde, sus hijos volvieron junto al rey Alfonso II. El Valle ya estaba poblado por una escasa población de eremitas y campesinos. Los valientes que iban haciendo la primera frontera de lo que sería Castilla. Los hijos de Desiderio reconocieron el lugar donde habían enterrado a su padre, y tal como lo prometieron, levantaron una primera heremita en honor de Sta Eulalia, y no muy lejos de allí, pusieron los primeros cimientos para levantar una casa. Cada uno de los hermanos Fernández parecía reconocer en el fondo del pozo los restos del valiente Desiderio, que acogía a Alonso Fernández el viejo, para juntos resucitar en el día del juicio final. Era la historia de los Fernández, arraigada como raíz milenaria, de la heroica historia del Valle de Valdivielso. ¿Qué importaba que una famosa familia de Avala de apellido Valdivielso presentase las mismas credenciales? No, el verdadero heredero de Desiderio el Godo tenía que ser Alonso Fernandez el viejo. Y eso a todos emocionaba. Disiderio el valiente acogía al último de los Fernández a volver a casa, a Don Alonso Fernández "el viejo". Así, mientras iban reyenando de tierra el foso, todo parecía volver al presente. Adíos querido Padre, reunete con aquellos que han engrandecido la historia de España, y quedate tranquilo que en el presente lo seguiremos haciendo.
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