Capítulo 33: Fernando García Huidobro García Huidobro y la Guerra Civil del 91.

Santiago, 21 de septiembre de 1891.
Señor don Ricardo García Huidobro
Señor: cuesta muy caro la victoria: en cada día,
en cada hora, nos trae el funesto presente de un dolor.
Fué voluntario de esta compañía don Fernando
García Huidobro; le conocimos; y
es por eso que estamos muy cerca de Ud. en su justísima pena.
No podríamos olvidar al buen compañero; no
tenemos el derecho de dejar ignorado el nombre de
un mártir de la patria; y
nuestras listas de asistencia á actos de servicios, que Ud. calificará bien, quieren conservar siempre su nombre.
Este recuerdo, siendo muy cariñoso y
simpático
para nosotros, importará también un llamado que no
nos permita alejamos del cumplimiento de los deberes de humanidad.
Somos de Ud. atentos y S. S.
Samuel Izquierdo
Ricardo hecho a llorar como un niño. No podía parar. ¿Quién me dice cómo se hace ahora sin la presencia de Fernando? Sí, el muchacho había sido tan responsable que combinaba sus estudios con los de bombero para poder así sentirse útil a la sociedad. Y no sólo eso, además, tuvo que asumir responsabilidades en el campo donde fue querido por sus vecinos y jornaleros. Un joven estudiante de Leyes, bombero, e innovador agricultor. Y como si todo eso no fuese suficiente, se hacía el tiempo para incorporarse a la Academia
Filosófica de Santo Tomás que celebraba sus sesiones en el
Colegio de San Ignacio, bajo la dirección de los padres Jesuítas. Cada vez que llegaba agotado a casa, iba a saludar a sus padres con un cariñoso bezo. Finalmente obtuvo el título de bachiller en Leyes el 12 de Enero de 1884, la licenciatura el 29 de Diciembre del mismo año, y luego de rendir el examen ante la Corte Suprema juró como abogado. ¡Un abogado de sólo 21 años!
El llanto de Ricardo García Huidobro se escuchó por toda la primera planta de la casa. Rita García Huidobro, su mujer, se le acercó desde atrás y le abrazó. "Mi amor, estoy aquí, con Usted. Dios me dice que Fernandito también está entre nosotros". Ricardo luego tomó la fotografía de Fernando sobre un corcel y vestido de huaso. Además de practicar como abogado, se había desempeñado como juez en una subdelegación de Buin. Todos le querían, era un tipo que propugnaba la reconciliación en vez de las disputas. En ese tiempo se hizo socio del Club de la Unión, del Club Gimnástico, y de la Academia Musical del Círculo Católico. Todo esto antes de que se cirnieran las negras nubes sobre la patria. "Mujer, dime por favor que murió sin dolor" rogó Don Ricardo García Huidobro mientras abrazaba a su mujer.
Cuando Balmaceda asumió el poder de la República invitó algunas veces a su tertulia a Fernando García Huidobro. Incluso le prometió algún cargo público, cosa que nunca se concretizó, entre otras razones, porque desde muy temprano Fernando se pasó al bando de la opisición. El 1 de Marzo de 1891 Fernando García Huidobro entró en el ejército como capitán y ayudante del coronel Estanislao del Canto. Luego de un tiempo en Santiago fue enviado al norte donde participó activamente en la toma de Pozo Almonte, Antofagasta, Tacna y Árica. Luego fue enviado al sur donde participó valientemente en la batalla de Concón. Luego de ese díficil triunfo la marina persiguió al ejército de Balmaceda hasta la localidad de Placilla donde el joven encontró la muerte. "Fue cuando se dirigió con un puñado a punta de sable y a caballo contra la planilla mayor de lo que quedaba del ejército de Balmaceda-sollozaba Ricardo García Huidobro hombro con hombro con su mujer, mientras que con su mano derecha acariciaba el uniforme destrozado y lleno de restos de sangre de Fernando-era un loco, un valiente, un hombre que no era de este mundo". Nuevamente lloraron juntos.
Comentarios
Publicar un comentario