GENEALOGÍA Y POESÍA : LOS «MURIEL Y VALDIVIESSO» (Irene Garmilla)

Creo que os gustará saber que nuestra Val de Biesso aparece mencionada en las primeras páginas de un libro muy notable: nada menos que la edición definitiva de las obras completas de Góngora. Esta famosa e importante edición, titulada «Todas las obras de don Luis de Góngora», fue realizada en 1654 en la Imprenta Real, preparada por don Gonzalo de Hoces y Córdoba, y costeada por la Hermandad de Mercaderes de Libros de Madrid, también llamada Congregación de San Jerónimo. Dicha Hermandad decidió dedicar aquella edición a un personaje de orígenes valdivielsanos, llamado don Luis Muriel Salcedo y Valdiviesso, caballero de la Orden de Alcántara y gentilhombre de la Casa del Rey, expresándole así el agradecimiento de los mercaderes de libros de la Corte por «los favores y amistad» y por su «protección» para imprimir el libro. Por todo esto, dichos mercaderes le obsequiaron con la dedicatoria, la reproducción de su escudo de armas en la portada, y además ¡¡¡cinco páginas!!! de extensa y prolija genealogía en la que se explican sus orígenes.

Los datos genealógicos que los editores ofrecen para ensalzar a este mecenas proceden en concreto de la obra «Museo y Archivo de Nobleza Española», escrita por el cronista hispano-portugués, judeoconverso de origen, y en ocasiones criptojudío, Rodrigo Méndez Silva (1606-1670), muy conocido gracias a los archivos del Santo Oficio. En esta amplia genealogía, después de unas discutibles alusiones a Favila y a los osos asesinos, Méndez Silva detalla la ascendencia de don Luis Muriel Salcedo y Valdiviesso partiendo concretamente de «el caballero RODRIGO ALONSO DE VALDIVIESSO, natural de LA PUENTE, en aquel Valle, Hijodalgo notorio, criado del Rey D. Juan el Segundo de Castilla». Este rey fue coronado a los dos años de edad, y su reinado tuvo lugar, con regencias incluidas, entre 1406 y 1454, lo cual, a falta de otras fechas, nos permite situar a nuestro Rodrigo durante el siglo XV, primero en Puentearenas y luego en la Corte, que en aquellos tiempos se movía mayormente entre Valladolid, Segovia y Ávila, pero andaba bastante itinerante por otros lugares de Castilla. También nos dice el cronista que dicho caballero fue sepultado en el Convento de Santa Clara en Medina de Pomar.

RODRIGO ALONSO DE VALDIVIESSO casó con MARÍA MURIEL, la cual descendía de un muy noble linaje procedente de Navarra y de la Montaña, y, según el citado cronista Méndez Silva, «procedida de Oveco Morrelles, Caballero floreciente en tiempo del famoso Conde de Castilla Fernán González, año 932, que tuvo por descendientes a Pedro Muriel, y a Diego Muriel, Ricoshomes,...». Los dichos RODRIGO ALONSO DE VALDIVIESSO y MARÍA MURIEL fueron los progenitores de ALONSO MURIEL DE VALDIVIESSO, que casó con MARÍA DE MONTORO, la cual, tras enviudar, fue Dueña de Cámara de la reina María de Hungría y Bohemia, hermana de Carlos V .

A partir de aquí veremos cómo, durante generaciones, los Muriel fueron naciendo de las sucesivas uniones con otros linajes, pero nunca dejaron de utilizar el toponímico «de Valdiviesso». De ALONSO MURIEL DE VALDIVIESSO y MARÍA DE MONTORO nació GARCÍA DE MURIEL Y VALDIVIESSO, que fue ayuda de cámara del emperador Carlos V y luego sirvió en el mismo cargo a Felipe II. Se casó con doña PETRONILA FERNÁNDEZ DE GIBAXA, una noble dama madrileña con orígenes en las Montañas de Burgos. García y Petronila fueron padres de ALONSO, MIGUEL Y GARCÍA DE MURIEL Y VALDIVIESSO. El mayor, ALONSO DE MURIEL Y VALDIVIESSO, fue secretario del despacho general de Felipe III y señor de la villa de Torrejón. Figura en otros textos como «contino de Castilla», con Felipe II y Felipe III, desde el 9 de mayo de 1560 hasta su muerte, acaecida el 12 de marzo de 1609. [Se llamaba “continos” a unos oficiales de Corte "que prestaban un variado abanico de servicios a los monarcas en los más diversos asuntos y lugares del reino", sin que tuvieran obligación específica, sino la de residir de continuo en la Corte.] Estuvo ejerciendo el cargo de secretario de cámara del príncipe Felipe desde 1592, y continuó en el cargo, cuando dicho príncipe se convirtió en rey como Felipe III, desde 1598 hasta 1602, gestionando la concesión de audiencias y revisando los memoriales presentados al Rey, y también ostentó el cargo de miembro del Consejo Real hasta su fallecimiento.
El segundo hijo, MIGUEL DE MURIEL Y VALDIVIESSO, ejerció como ayuda de cámara del rey Felipe III.

El tercer hijo, GARCÍA DE MURIEL Y VALDIVIESSO, fue gentilhombre de la Casa Real y capitán de infantería en los Estados de Flandes. Casó con la muy noble doña ELENA DE SALZEDO, natural de Torralba (Cuenca), hija de FRANCISCO DEL BARRANCO (descendiente del héroe catalano-aragonés Berenguer del Barranco) y de LUISA DE SALZEDO, ambos naturales de Torralba. Si doña Elena utilizaba el apellido de su madre, esto se debía a que su tío materno, el ilustre licenciado en derecho don Luis de Salzedo (ca. 1560-1627), colegial de Salamanca, caballero de la Orden de Santiago y miembro de la Suprema Inquisición, así como del Consejo Real con Felipe III y Felipe IV, Contador de Hacienda y Consejero de Indias, no tuvo sucesión y fundó en su sobrina doña Elena un mayorazgo. Dicho mayorazgo lo heredaría en primer lugar el hijo mayor de García y Elena, llamado Nicolás, y posteriormente nuestro mecenas de libreros y editores, don LUIS MURIEL SALCEDO Y VALDIVIESSO, gentilhombre de la Casa del Rey, y caballero de la Orden de Alcántara desde 1652, el cual, por razón del mayorazgo y de sus linajes, y siempre sin apearse del «Valdiviesso», llevaba largo el apellido, y muy historiado el escudo que decora la portada de «Todas las obras de don Luis de Góngora en varios poemas».

El escudo de don Luis Muriel Salcedo y Valdiviesso que veis en la portada del libro es cuartelado, y los 4 cuarteles que lo componen corresponderían a los linajes:
1- ALONSO DE VALDIVIESSO : En campo azul un castillo o torre de oro con una orla de ocho cruces de Calatrava rojas floreteadas sobre campo de plata.
2- BARRANCO : Brazo armado con espada sobre una cabeza de moro o «bárbaro» degollada.
3- FERNÁNDEZ DE GIBAXA : Escudo ajedrezado en oro, alternando escaques con tres fajas azules.
4- SALCEDO : Un sauce verde y, debajo de él, un escudete que contiene, en campo de oro, cinco panelas (corazones) de sinople, puestas en sotuer, o sea, en aspa.

Hermano suyo fue ALONSO MURIEL SALCEDO DE VALDIVIESSO, caballero de la Orden de Calatrava desde 1649, secretario del Consejo de Órdenes y secretario de Estado con Felipe III hacia 1598-1620, del que en una documentación guardada en el Archivo Histórico de la Nobleza (con referencia ES.45168.AHNOB//FRIAS,C.743,D.46) se dice que «en 1643 Felipe IV nombró a Alonso Muriel [Salcedo] de Valdivieso, escribano mayor de rentas y otros derechos de Villena, Chinchilla, Almansa, Hellín, Tobarra, Utiel, Iniesta, Albacete, Belmonte, Castillo de Garcimuñoz, Alarcón y sus tierras, y de otras villas y lugares que fueron del Marqués de Villena». Otro hermano fue GARCÍA MURIEL DE SALCEDO Y BARRANCO, caballero de la Orden de Santiago desde 1648.

Volviendo a nuestro mecenas, don LUIS MURIEL SALCEDO Y VALDIVIESSO, hay que decir que en realidad se le podría considerar mecenas de los mercaderes de libros, pero no del pobre LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE, que había fallecido en 1627, poco antes de cumplir los 66 años de edad, sin haber conocido más que penurias y escaseces, y sin llegar a ver publicados sus poemas, salvo en antologías colectivas o en copias manuscritas de escasa difusión. Las primeras ediciones, ya póstumas, de 1627 y 1633, tropezaron con los muchos obstáculos que les puso la Inquisición a través de varios inquisidores y censores que evidentemente intentaban hacerse más famosos que el autor, con lo cual aquellas publicaciones no pudieron salir sin sufrir antes recortes y modificaciones. Por fin, fue en 1651 cuando el rey Felipe IV concedió a Gonzalo de Hoces y Córdoba, caballero de la orden de Santiago, un privilegio por diez años para imprimir las obras de Luis de Góngora, y esto pudo hacerse en esta edición de 1654, que está considerada como la primera que fue completa y de buena calidad.

Penoso era pues el oficio de poeta en aquellos tiempos, con un ambiente de estricta y todopoderosa censura eclesiástica que dificultaba extraordinariamente la edición de libros. Por otra parte, escasos eran los mecenazgos que podían librar al escritor de la pobreza. De las bolsas de aquellos cortesanos linajudos y ambiciosos, apenas caían unos pocos reales en las manos del poeta, y a este no le quedaba otra salida más que desquitarse con su pluma y su ironía, como hizo Luis de Góngora en sus famosas Letrillas:

Ande yo caliente
Y ríase la gente.

Traten otros del gobierno
Del mundo y sus monarquías,
Mientras gobiernen mis días
Mantequillas y pan tierno,
Y las mañanas de invierno
Naranjada y aguardiente;
Y ríase la gente.

Coma en dorada vajilla
El príncipe mil cuidados,
Como píldoras dorados;
Que yo en mi pobre mesilla
Quiero más una morcilla
Que en el asador reviente,
Y ríase la gente.

Cuando cubra las montañas
De plata y nieve el enero,
Tenga yo lleno el brasero
De bellotas y castañas,
Y quien las dulces patrañas
Del rey que rabió me cuente;
Y ríase la gente.

Busque muy enhorabuena
El mercader nuevos soles;
Yo conchas y caracoles
Entre la menuda arena,
Escuchando á Filomena
Sobre el chopo de una fuente;
Y ríase la gente.
(...)

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