Juan Gonzales Incinillas Huidobro (1569) (Irene Garmilla





No estaría bien terminar el Día de San Juan sin acercarnos, aunque sea de manera virtual, a Quecedo de Valdivielso, para echar un vistacillo a la bonita capilla de San Juan Bautista, en la iglesia de Santa Eulalia. Tiene un altarcito renacentista con las imágenes de San Juan el Bautista, san Andrés y Santiago el Mayor, cada uno en su hornacina, bajo un cielo azul en forma de concha. Pero lo que más llama la atención, además del imponente arco de entrada con cinco filas de casetones, es la preciosa bóveda de crucería que, como una gran flor, cubre toda la capilla. Una ventana abierta hacia solano da una luz muy bonita al conjunto.
El personaje que la construyó para tener allí su sepultura frente al altar, no se olvidó de encargar que sobre el nicho sepulcral pusieran una inscripción que dice: “AQUÍ YAZE EL MUY REVERENDO SEÑOR LICENCIADO JUAN GONZÁLEZ YNCINILLAS HUIDOBRO, RACIONERO DE LA CATHEDRAL DE ZAMORA, CURA BENEFICIADO DE ESTA YGLESIA, QUIEN FUNDÓ Y DOTÓ ESTA CAPILLA DE SAN JUAN BAPTISTA. AÑO DE 1569.” Así pasó a la posteridad don Juan González de Incinillas y Huidobro, de muy antiguo y noble linaje, dejando además el patronato de esta capilla vinculado económicamente a sus mayorazgos y dotándola de “muchos y buenos hornamentos y ternos, lámpara, cálices, vinageras, salvilla de plata muy costosamente labrada en las Yndias”, según podemos leer en el imprescindible nobiliario “Origen de diferentes familias de España” de Luis Varona. Lástima que todas estas riquezas no podamos ya contemplarlas, al menos no en la capilla. ¿Qué habrá sido de ellas? Al menos la salvilla de plata, que era la bandeja en la que se colocaban las vinajeras, sí que me gustaría verla. Bueno, nos la imaginaremos al tiempo que felicitamos al generoso cura en el día de su santo.

Comentarios