Fernández-Quintano y Díaz de Saravia / MERCEDES y MANUELA Valdés y García-Huidobro. Irene Garmilla

 


Un gran linaje chileno-valdivielsano: Mercedes y Manuela eran nietas del quecedano Francisco García de Huidobro, el fundador de la Real Casa de la Moneda en Chile, el primer Marqués de Casa Real. Su madre había sido Ana Margarita García de Huidobro y Morandé, fallecida en 1776, el mismo año en que nació Manuela. El padre de estas jóvenes, Francisco Javier Valdés y Carrera, y su segunda esposa, Mª Carmen Díaz de Saravia y Morandé -que además era prima carnal de la difunta madre de las muchachas- tenían por delante la tarea de casarlas convenientemente. Francisco Javier le preguntaría a Carmen : – ¿Se te ocurre quiénes serían buenos maridos para las hijas de tu prima? Y Carmen respondería: – Lo tengo claro: mis primos de Valdivielso.

Los primos en cuestión no eran otros que los hermanos Miguel Gerónimo y Dionisio Fernández-Quintano y Díaz de Saravia, nacidos en Población de Valdivielso en 1754 y 1762 respectivamente. Eran hijos de Ángel Remigio Fernández-Quintano y Ruiz de Huidobro. Según los Libros de Bienes Raíces del Catastro de Ensenada, en 1752 este señor tenía el tratamiento de “Don” y numerosas propiedades en Población, Arroyo, Quecedo, Valhermosa, Santaolalla y Puentearenas. Sin embargo, a Miguel y Dionisio no les atrajo quedarse en Valdivielso disfrutando de las propiedades familiares, ni siquiera a Miguel, que posiblemente era el primogénito. Su porvenir se forjó a través de la familia de su madre, la villarcayesa Josefa Díaz de Saravia y Céspedes, hermana de Francisco Díaz de Saravia y Céspedes, que era el padre de la ya mencionada Carmen Díaz de Saravia y Morandé y, además, tío de Miguel y Dionisio.
La emigración de estos Díaz de Saravia villarcayeses a Chile comenzó, al parecer, con un tío de Francisco Díaz de Saravia y Céspedes, llamado Andrés Díaz de Saravia, que fue Contador de la Casa de Moneda de Santiago de Chile y Gobernador de Valparaíso. En 1741, en un viaje de regreso a Chile, don Andrés se llevó como criado suyo a Francisco, que entonces era un chico de 14 años de edad. Al igual que había hecho el quecedano Francisco García de Huidobro*, que en 1737 se había casado con Francisca Javiera Morandé y Del Solar, también Francisco Díaz de Saravia emparentó con esta familia, casándose en 1757 con Mª Josefa Morandé y Del Solar, la cual era catorce años más joven que su hermana Francisca Javiera. Ambas señoras eran hijas del capitán bretón Jean François “Briand de la Morigandais” y Guillaume, que llegaría a ser Tesorero de la Santa Cruzada y Maestre de Campo, y que para medrar en el Reino de Chile no tuvo más remedio que simplificarse el primer apellido y dejárselo en “Morandé”, porque a los castellanoparlantes el francés les resultaba un poco difícil, y porque él se empeñó en hacerse pasar por español, nacido en Bilbao mismamente.(**)
Se dice que aquellos primeros casamientos, como el de las hermanas Morandé, tuvieron como objetivo establecer relaciones entre empresarios que empezaban a hacer fortuna en lo que Lacueva Muñoz y Murillo-Gordon (⁰) llaman el “comercio en el eje Buenos Aires-Santiago”. En años posteriores este comercio cedió en importancia ante el extraordinario auge de la minería y la acuñación de moneda en Chile, actividades que generaron las inmensas fortunas de Francisco García de Huidobro y de Domingo Valdés (*), que en su tiempo fueron los dos hombres más ricos de Chile. En este contexto se sitúa el casamiento en 1765 entre Francisco Javier Valdés y Carrera, hijo de Domingo Valdés, y Ana Margarita García Huidobro y Morandé, hija de Francisco García de Huidobro.
Por lo que respecta a los hijos varones de este matrimonio, José Antonio María Valdés y García-Huidobro, nacido en 1767, heredaría el mayorazgo y llegaría a ser Alcalde de Santiago. Se casó con María Jesús Díaz de Saravia Morandé, hermana de su madrastra. Fue capitán de milicias reales. Influido por los hermanos Carrera, primos suyos, formó parte del cabildo de Santiago en los años 1811 y 1812. Durante la Reconquista Española se retractó de sus ideas patriotas y participó en el último Cabildo realista de 1817. Al triunfar los patriotas, estos le ocuparon su casa y en ella se alojó el libertador San Martín. Se justificó después ante los vencedores y en 1826 fue diputado y firmó la Constitución liberal. De su hermano Francisco de Borja Valdés y García-Huidobro solo sabemos que se casó con Mª Dolores Martínez de Aldunate y Larrain, pertenenciente también a una familia importante de Santiago; y sobre su trayectoria política hay que decir que fue un patriota realista, diputado por Huasco en 1822, año en que firmó el Acta de la Constitución Política del Estado.
Queda claro que los hijos varones iban orientados hacia la carrera política, pero las hijas, Mercedes y Manuela Valdés y García-Huidobro, se verían afectadas por una política matrimonial que los autores Lacueva Muñoz y Murillo Gordón (***) llaman la de los “yernos de los empresarios” y que describen diciendo que en muchos casos «títulos y mayorazgos desmotivaban a los primogénitos varones para el ejercicio del comercio, de manera que la transmisión del negocio se vinculaba al matrimonio de las hijas». El hecho es que una carrera política, militar o eclesiástica era lo aceptable para los varones desde el punto de vista de la nobleza, pero dedicarse a los negocios y trabajar a pie de mina o dirigiendo una ceca o una oficina comercial... resultaba poco aristocrático. Afirman los citados autores que ya habría sido este el caso de los hijos de Francisco García Huidobro, y que ello habría condicionado el matrimonio de su hija Ana Margarita García Huidobro y Morandé.

Desde luego, el hermano de Ana Margarita, el capitán de caballería José Ignacio García Huidobro y Morandé, – fallecido en Madrid en 1778, y que heredó de su padre el título de Marqués de Casa Real de la Moneda – , en el caso de dedicarse a los negocios no habría podido ni soñar con la Orden de Santiago que solicitó y obtuvo en 1777, porque las órdenes militares excluían de sus honorables filas a todos aquellos que se dedicaran a actividades comerciales o industriales, por considerarlas innobles. Su padre había conseguido entrar en la precaria aristocracia nueva de los títulos coloniales, concedidos por las faltriqueras agradecidas de los reyes. Y los hijos podían conseguir, como mucho, que se olvidaran las actividades comerciales del padre, pero es que ellos, para poder ser Caballeros de Santiago o acceder a otras órdenes militares, o simplemente acreditar nobleza de cierto nivel – como fue también el caso de Vicente Egidio García Huidobro y Morandé, el tercer Marqués de Casa Real tras la muerte de su hermano, y Caballero de la Orden de Carlos III (esta ya más relajada en sus condiciones) – tenían que vivir exclusivamente de las rentas de sus mayorazgos, de sus carreras militares o eclesiásticas, y tal vez de la parte que les correspondiera en los beneficios de haciendas o negocios familiares llevados y trabajados por otros hermanos o, mejor aún, por sus cuñados, ya fueran estos criollos o nacidos en la metrópoli. Estos últimos se conformarían con la pequeña nobleza hidalga que se habían traído puesta de su pueblo, y serían conscientes de que entraban en las familias criollas adineradas para hacer los trabajos que la aristocracia española de la época consideraba “innobles”, pero que eran muy necesarios y rentables. En este sentido es evidente que la política de buscar yernos que continuaran con el negocio se puso de manifiesto, una vez más, con el matrimonio de Mercedes Valdés y García Huidobro con Miguel Fernández Quintano, celebrado en Santiago de Chile el 25 de febrero de 1793, al mismo tiempo que el de Manuela con Dionisio Fernández Quintano. Dos hermanas con dos hermanos, dos criollas con dos peninsulares de acreditada, aunque modesta, hidalguía que tenían el mismo origen geográfico que su abuelo materno, y dos yernos productivos para un gran empresario. De Dionisio no sabemos nada, aparte de la fecha de su boda, pero sobre Miguel sí tenemos información anterior y posterior al doble enlace matrimonial.
Sobre Miguel Fernández Quintano se dice lo siguiente (***): «Admitiendo que, más que un desplazamiento de intereses –voluntario o forzado–, la primera generación de empresarios vinculados al negocio minero, sencillamente, agotó su tiempo vital, es necesario definir al grupo que tomó el relevo en los años siguientes y lideró el negocio mediante el acaparamiento del oro y el control del stock monetario. Las series permiten identificar a Juan Ángel Berenguel con un 9,8% de la acuñación entre 1772 y 1785; a Juan Garcín con un 6%; a Salvador Trucios con un 4,3%; a Miguel Fernández Quintano con un 3,5%; a Eugenio Valero con un 3,3%; a Manuel Palacios con un 2,8%; y a Celedonio Villota con un 2,6%. Entre los siete reúnen un 30% del oro acuñado en la Casa de Moneda.» Según esto, Miguel ya sería un hombre de buena posición económica antes de casarse con la hija de Francisco Javier Valdés, pero el enlace con la familia fundada por Domingo Valdés y Francisco García de Huidobro le aportaría un buen impulso y una buena posición. Citando a los mismos autores (***): «Junto a Berenguel, también Villota, Valero y Fernández Quintano constituirían el grupo más destacado de empresarios del negocio minero por volumen de manifestación y acuñación de oro durante los años en que desarrollaron sus actividades. Igualmente, las dotes que recibieron los empresarios adscritos a esta tipología son ilustrativas – aunque no tan espectaculares – de la intención de sus respectivos suegros por proporcionarles suficientes medios materiales y de relación empresarial para asumir el liderazgo que exigía su designación como futuros herederos de los negocios familiares. Y comparadas con las [dotes] de otros miembros de la elite mercantil, en especial con algunos pertenecientes al estamento ennoblecido, como el mismo García de Huidobro, resultan no sólo mucho más cuantiosas en valor intrínseco, sino también más útiles para su propia proyección personal en el sector».
Miguel Fernández Quintano y Díaz de Saravia era un hombre de 38 años en 1793, cuando se casó con la joven de 24 años Mercedes Valdés y García Huidobro. La otra pareja de aquella ceremonia doble era bastante más joven: Dionisio tenía 30 años y Manuela 17. Como hemos visto, Miguel tenía ya para entonces un buen historial como empresario de la minería y la acuñación. Además el 30 de enero de 1788 había sido nombrado consultor del Real Tribunal de Minería por la Superintendencia General de Minas y Azogues, para asesorar a dicho tribunal en cuestiones relativas al oro, la plata y el cobre.(⁰*) Aquí solo puedo añadir algo sobre sus minas de plata en el Corregimiento de Rancagua: dos muy ricas, llamadas Santa Cruz y San José «pertenecen a don Miguel Fernández Quintano i don Miguel Mena, i rinden de 20 marcos arriba por cajón, que son 50 quintales de mineral i para molerlos tienen sus trapiches en el cajón de San Gabriel, poco distante de las minas, i de 14 a 20 leguas de la ciudad de Santiago», según se menciona en la “Descripción histórico-jeográfica del Reino de Chile”, de Vicente de Carvallo y Goyeneche, publicada en 1796. Había sido el 28 de mayo de 1781 cuando Miguel había solicitado las montañosas tierras de San José. Por otra parte, resulta muy interesante y descriptiva la carta que en 1794 escribió el botánico y explorador Luis Née a Ambrosio O’Higgins, Gobernador del Reino de Chile, hablando entre otras cosas de la recientemente creada población de San José, de su mina y del trapiche.(⁰**) En dicha carta, además de mencionarse alguno de los altibajos que pudo tener Miguel en sus negocios, se hace un elogio de su fecunda actividad minera. Adjunto una foto de esta carta, porque creo que vale la pena hacer una lectura completa de ella.
Sobre la vida de Mercedes Valdés y García Huidobro solo sabemos que murió joven, a los 35 años de edad, el 10 de septiembre de 1803, y que había traído al mundo un hijo y cinco hijas. La niña menor tenía 1 año y nueve meses cuando Mercedes falleció. De su hermana Manuela, casada con Dionisio Fernández Quintano, solo he encontrado un comentario en el que se afirma que este matrimonio no tuvo hijos.
Volviendo a la familia de Valdivielso en la que habían crecido Miguel y Dionisio, hay que decir que de los cinco hijos y una hija que tuvieron sus padres, Ángel Remigio y Josefa, parece ser, según los datos de nuestro genealogista Juanra Seco , que solo cuatro varones llegaron a la edad adulta. Uno pudo ser cura capellán en Población, según el padrón de 1815; otro casó en Población, pero falleció en Madrid, aunque su hijo volvió al Valle y tuvo descendencia valdivielsana; y los dos aquí mencionados se fueron a América. Menos mal que mi heptabuelo Valerio Fernández-Quintano, primo carnal de Miguel y Dionisio, no cedió a la tentación de irse a buscar oro y plata con sus primos, porque nos hubiera hecho una faena a los Garmilla de Quecedo: en vez de estar nosotros aquí, habría más Quintanos en Chile. Es curioso cómo la existencia de las personas puede depender de una decisión tomada por un antepasado. Otro día contaré más sobre Valerio, que ya ha aparecido por este foro un par de veces, pero su historia no está acabada. Aquí o al otro lado del charco, las historias se enredan, y siempre asoma algún hilo del que tirar.
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() Jaime J. Lacueva Muñoz, Universidad de Valparaíso. Ara I. Murillo Gordón, Universidad Autónoma de Chile: “El ascenso económico y social de Francisco García de Huidobro, Marqués de Casa Real.” [Referencia tal vez errónea a Miguel Fernández Quintano en pág. 39, salvo que este contrajera otro matrimonio con una hija de Vicente Egidio García de Huidobro.]
(*)GENEALOGÍA CHILENA EN RED: Ascendientes paternos de Mercedes y Manuela:
Domingo Valdés González – Lima, 1695 - Santiago de Chile, 9 octubre 1767. Muerto su padre pasa a Chile en 1715. Capitán de Infantería de Concepción en 1716, Regidor de Santiago en 1741, Alcalde de Santiago en 1743, fundador de un Mayorazgo con Real Cédula de 20 de Mayo de 1749.
Francisco Javier Valdés Carrera : 1737 Santiago de Chile -27/11/1811 Santiago de Chile. Capitán del Regimiento del Principe en 1777, Teniente Coronel en 1803, Alcalde de Santiago en 1778, sucesor del Mayorazgo fundado por su padre.
José Miguel Carrera Elguea : Santiago de Chile, 15 julio 1674-10 oct 1720. Sucesor de los mayorazgos de su familia en España de dos ducados, fundados por Juan Yrias, ante Gaspar de León, Escribano de Sevilla el 22 de Mayo de 1617. Maestre de Campo, Teniente General del Reino de Chile, Alcalde de Santiago en 1716.
Juan Ignacio Carrera Iturgoyen : 1620, Alegría de Oria, Guipúzcoa – 27/03/1682 Santiago, Chile. Viajó a Chile con el séquito del gobernador, marqués de Baides en 1640. En Concepción el 4 de Abril 1639. El 27 de Abril de 1645 y después de servir en varias ramas, pasó a Alférez de la Compañía de Infantería española que estaba en Concepción. El 23 de Abril 1646 ascendió a Capitán de Infantería. Desde el 30 de Enero de 1647 varios empleos en caballería. Con título de General, para la provincia de Chiloé y gobernador de ésta, hasta el 30 de Mayo de 1652. En Santiago en 1654. El 3 de Noviembre de 1655 elegido Sargento Mayor. Corregidor de Santiago y Gobernador de las Armas del Reino en 1655. El 26 de Marzo obtuvo la encomienda de Malloa. En 1656 Maestre de Campo GeneralGobernador de Valdivia en 1671. Dueño de la hacienda de Aculeo. Caballero de la Orden de Alcántara en 1663. En 1676 fue Alcalde de Santiago.
(**)Véase García Huidobro de Valdivielso: “JEAN FRANCOIS BRIAND DE LA MORIGANDAIS ET GUILLAUME”
(***)“Empresarios y familias en el negocio del oro en Chile, 1730-1785.” Jaime J. Lacueva Muñoz y Ara I. Murillo Gordón. Nuevo Mundo Mundos Nuevos [Online], 2015.
(⁰*) “DEL PERITAJE DE LAS ORDENANZAS DEL NUEVO CUADERNO A LA INGENIERÍA DE MINAS REPUBLICANA (1584- 1853)”. Antonio Dougnac Rodríguez. Academia Chilena de la Historia, del Instituto de Chile, Universidad de Chile.
(⁰**) “La expedición Malaspina en la frontera austral del imperio español”. Rafael Sagredo Baeza, José Ignacio González Leiva. Editorial Universitaria, S.A. Santiago de Chile, 2004. http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/visor/BND:620732

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